Mientras tanto, en algún sótano de Pueblo Libre…
Me encuentro en las últimas sesiones del tratamiento Ludovico.
Me sometí a él para ordenar mis ideas y poder “postear” con más frecuencia. Según me dijeron, este método eficaz -aunque extremo- me permitirá tener más confianza en mí mismo y me hará más consciente de que no debo perder el tiempo en el Twitter cuando debería estar trabajando y así poder organizar mi tiempo con mayor prolijidad.
A los obsesivos y maniáticos del mundo, el trabajo, el estudio y las obligaciones familiares nos hace pensar a veces que podemos llegar a ser seres ordenados, civilizados y respetuosos. Vana esperanza. Sabemos que, tarde o temprano volverá el fantasma del rey muerto a recordarnos nuestro verdadero lugar en el mundo y a enrostrarnos nuestra verdadera identidad y nuestra finalidad más primaria.
Esto lo digo, claro, como una excusa barata para disculparme con aquellos pocos pero fieles lectores de este blog por no haber escrito nada en estos meses, especialmente a un amigo que me lo recuerda siempre que puede: “no has publicado nada en tu blog”, me increpa y yo me retuerzo por dentro hasta volverme una criatura inerme y desconsolada.
Trataré de “postear” más seguido. Y esta vez seré más ordenado con mis deberes para tener tiempo de cumplir conmigo mismo y con los demás.
Ahora es personal.
Adenda
El gif que engalana este post penitente es una verdadera obra maestra de Gustaf Mantel de quien pueden revisar algunas verdaderas joyas en su tumblr If we don’t, remember me