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Benedicto XVI y sus dudas sobre el celibato

Publicado: 2011-01-29

Quisiera saber que hay más allá de esta foto, fechada en 1970, que muestra, en la solemnidad de esas luces y sombras más propicias de una película de Haneke, una mirada lánguida y crepuscular del hombre que rige actualmente los destinos de la Iglesia Católica. No puedo dejar de imaginar lo que podría estar pensando este joven profesor de teología, Joseph Ratzinger, cuando, a los 42 años, firmó junto a otros ocho teólogos un documento en donde cuestionaba la obligación del celibato. Nada menos.

La información la trae El País:

Joseph Ratzinger, el actual Papa Benedicto XVI, firmó un documento con fecha de 9 de febrero de 1970 en el que se cuestionaba la obligación del celibato al mismo tiempo que se advertía de “la desobediencia masiva de grupos de curas”. El texto fue firmado por otros ocho teólogos, algunos pensadores de fama mundial como Karl Rahner, Otto Semmelroth, Karl Lehmann y Walter Kasper.

“Nuestras consultas y estudios coinciden en la necesidad de un tratamiento distinto de la ley que establece el celibato (…) tanto por la Iglesia alemana como para la Iglesia mundial”, escribieron los teólogos en una carta a la Conferencia Episcopal alemana, para la que actuaron como consultores en cuestiones de fe y moral.

El contenido del documento se publica hoy en una información del diario alemán Süddeutsche Zeitung, titulada Las dudas del joven Ratzinger. En el texto, los teólogos repiten muchas veces que, con su análisis, no quieren influir en ninguna decisión. Pero el hecho de que se animaran a escribir un documento de este tipo demuestra que por lo menos ellos mismos dudaban de la obligación del celibato.

El documento, que no se había publicado hasta ahora, debió haberlo entregado un colaborador de Rahner a un clérigo de confianza que pertenecía al grupo católico crítico con la Iglesia de la ciudad de Regensburg, Aktionskreis Regensburg (AKR). Permaneció cuidadosamente archivado durante 41 años y aparece ahora publicado por el AKR en su revista Pipeline.

¿Cuáles habrán sido esas dudas que constreñían la tranquilidad monacal de Joseph Ratzinger? O mejor aún, ¿Pensaba en ese entonces el actual Sumo Pontífice que realmente la Conferencia Episcopal Alemana o la mismísima Iglesia Católica pondría siquiera en discusión el tema del celibato? Es difícil saberlo, y a la luz de los problemas que hoy quitan el sueño en El Vaticano, poco importa, realmente. Lo que no deja de ser sorprendente, en cambio, es conocer esa secreta audacia y temeridad que, al menos en su juventud, poseía Benedicto XVI.

Según el documento firmado por Ratzinger, “la vida en solitario lleva muchas veces a la pérdida de reconocimiento de los sacerdotes en sus comunidades y el ejercicio de la continencia sexual en un mundo lleno de estímulos eróticos resulta cada vez más difícil”. Me pregunto ahora, me lo preguntaré siempre, ¿a qué se refería Ratzinger con perdida de reconocimiento de los sacerdotes? ¿Sufrió él en carne propia aquella malhadada perdida? Y respecto a lo de los estímulos eróticos… lo dejo ahí. No más preguntas.

Tampoco deja de ser interesante reconocer la advertencia que Ratzinger y los teólogos firmantes vaticinaban en la más desopilante y singular muestra de carisma profético: “si el tema del celibato no era discutido al más alto nivel, tarde o temprano sería discutido en un nivel más bajo, temiéndose una pérdida de autoridad de los obispos y de una deserción masiva de sacerdotes. Si no es posible reclutar suficientes sacerdotes jóvenes, entonces la Iglesia está obligada a una modificación”

Joseph Ratzinger, ese joven profesor de teología de mirada lánguida y crepuscular, afirmó en aquella carta que el celibato no es un dogma. Hoy, su alter ego, Benedicto XVI, es un hombre… bueno, algo diferente. Pero no me crean a mí, véanlo ustedes.

De acuerdo, eso último fue innecesario; pero solo quería ilustrar mi punto de vista y no ser demasiado solemne. Y sí, ya sé lo que algunos frikis están pesando: Darth Sidius.

Pero fuera de toda broma, espero que la Iglesia Católica encuentre un rumbo en donde, por lo menos, las cosas siempre se vean medianamente bien, desde fuera y desde dentro. Y creo que a eso es a lo que se refiere Carlín cuando publicó este dibujo en La República:

Laus Deo


Escrito por

rafaelordaya

Psicologo, educador, bloguero, tuitero. No me resigno a nada, trato de hacer todo lo que esté humanamente a mi alcance para no dejar de ser un hedonista. Aunque estar en el Perú no ayuda.


Publicado en

Vulgaris Limensis

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